El arbitro central sancionó un tiro libre a favor de Colombia muy cerca de la línea lateral, apenas a unos 15 metros del final del campo.

James Rodríguez acomodó la pelota en ese campo blando que los gringos usan para su fútbol americano. Como estaba por el costado derecho ese ataque colombiano, el diez de tricolor tuvo el juego a su favor.

Sacó un zurdazo a media altura, no tan fuerte pero lacerante, en una zona imposible para los defensas y donde el arquero mexicano no supo qué hacer.

Se nota que la jugada estaba preparada y con ese as bajo la manga, lo tenían claro, y sabían que la pelota llegaría justo en ese punto. Bastó un ataque del zaguero central Lucumí para tocar la pelota y marcar el primiero de la selección.

Una caricia de James había transformado mágicamente un juego que parecía una lucha de atletas, en un instantes de inspiración.

Esta vez el cobro de Rodríguez no fue un gol suyo, fue una magistral asistencia de esas que solo una pierna izquierda inspirada, sensible y sutil es capaz de convertir en un gol de su compañero.

Pero esa jugada no fue suficiente para James, que quería divertirse y se notaba con unas ganas especiales de cobrar protagonismo una vez más.

Al minuto 56 de juego, desde su propio campo, Lucumí se anticipó al atacante mexicano, le robó la pelota con un quite quirúrgico y se la dejó a su capitán con un solo toque.

Esta vez, el 10 levantó la mirada en un fracción de segundo, tomó la decisión, frotó la pelota con el botín izquierdo y 40 metros adelante apareció Lucho en el lugar que esperaba a su enamorada.

El Guajiro en plena carrera ganó la posición después del esfuerzo en vano del ultimo defensor de México que quiso interceptar el lanzamiento de james, y cuando el golero rival quiso achicarle el ángulo de tiro, Díaz definió como la jugada se lo pedía, con un toque suave, magistral y cruzado, burlando la salida de un arquero que tuvo que mirar impotente como su valla caía vencida por segunda vez en la noche de Texas.

Luego vino el tercero de Lerma. El mediocampista de recuperación de Colombia, tan acostumbrado a quitarle la pelota al rival para iniciar el tránsito hacia el arco contrario, en ese instante se vistió de Falcao, agarró un rebote a la salida de un tiro de esquina y sin dejarla caer sacó un potente derechazo que rompió el arco manito por tercera ocasión.

En el final del partido un joven con apellido de típico trabajador colombiano, Carbonero, ganó la carrera de velocidad a los defensas de México, que vestían camiseta negra tal vez como presagio de la noche oscura, y con un toque delicado, apenas con la punta del zapato derecho, la embocó por el único lugar que dejó posible la duda del guardameta mexicano Jiménez, la pelota se metió por el diminuto paréntesis entre las piernas del arquero y selló el triunfo de Colombia sobre México en el comienzo de su etapa de preparación para el mundial del próximo año

Con la zurda mágica de James Colombia goleó a México

Con la zurda mágica de James Colombia goleó a México